El video de una madre tranquilizando a su bebé durante un viaje en avión ha desatado controversia en las redes sociales: “debería haberme quedado en casa”.
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Viajar con un bebé pequeño puede ser todo un desafío, pero a veces, por diversas razones, las madres se ven obligadas a llevar a sus pequeños y terminan siendo juzgadas por ello. Eso es lo que le sucedió a Aliza Carr, quien compartió imágenes de sí misma tranquilizando a su bebé durante un viaje en avión y recibió duras críticas por ello.
La madre australiana desahogó en su Instagram cómo puede ser difícil la maternidad; en el video, se la ve de pie en el área de la salida de emergencia de la aeronave, meciendo a su hija de 4 meses, Zadie. En la publicación, Carr explica que solía pensar que el embarazo era la parte más difícil de la maternidad, pero después de que naciera su bebé, se dio cuenta de la cantidad de trabajo involucrado, y las imágenes de ese viaje fueron un ejemplo de ello.
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Carr revela que el video se grabó durante un vuelo de 14 horas y que su hija solo logró dormirse después de ser mecida; después de calmar a la bebé durante mucho tiempo, incluso tuvo que tomar un analgésico para aliviar el dolor de espalda y piernas.
Dado que las redes sociales parecen tener expertos en cada tema, desde medicina hasta la cría de hormigas, aquellos que conocen la ‘etiqueta en el avión’ rápidamente señalaron la absurdidad de la escena. Los comentaristas argumentaron que las “madres bailarinas” como ella son molestas y que si estuvieran en el mismo vuelo, seguramente estarían molestas con su método para calmar al niño.
Algunas personas fueron aún más lejos; hubo quienes afirmaron que la mera vista de una madre tranquilizando a un bebé puede enfurecer a los pasajeros y que el mejor lugar para tales acciones es en la parte trasera del avión. Según algunos comentarios, si tienes un hijo pequeño, es mejor quedarse en casa y pasar desapercibido.
Carr no esperaba tantas críticas, especialmente de otras mujeres que también pueden tener hijos pequeños como ella. Unos días después, escribió otra publicación expresando su decepción de que muchas madres no mostraran empatía hacia ella y, peor aún, la condenaran. “Esto amplifica la horrenda noción de que los niños deben ser vistos y no oídos. Su bienestar no importa siempre y cuando no se comprometa la comodidad de los extraños”.